José García Ramírez (Pepe Marialuisa), era el vecino más mayor de Albolote. El pasado 7 de septiembre cumplió 101 años. Hijo de Pedro y María Luisa, nació en 1921.
Era el segundo de cinco hermanos. Sus recuerdos de la infancia los mantenía intactos hasta los últimos días de su vida e incluso se acordaba de la niñez y de su colegio. “En la escuela estuve hasta cumplir los 13 años y no seguí porque me dio un tifus mortal, incluso me llegaron a hacer hasta la mortaja”, recordaba entre risas el pasado septiembre de 2022 con motivo de su 101 cumpleaños.
La guerra le pilló con apenas 15 años y sus recuerdos de aquella etapa fueron muy malos. “La guerra fue un desastre” afirmaba rotundamente. “Muchos muertos”, recuerdaba. Por unos pocos meses de edad se libró de entrar en filas y por tanto no participó en la contienda.
Las principales penurias comenzaron en la posguerra. “Fue terminarse la guerra y ese mismo día se terminó la comida, empezó el estraperlo y ya era arder de hambre”. “Luego vino la mili y allí más hambre y más miseria no cabía”, contaba en esa reciente entrevista.
Tras finalizar la guerra trabajó en ferrocarriles durante varios años como ordenanza hasta que ingresó en el servicio militar. Cuando volvió se dedicó un año al trabajo en el campo hasta que entró como matarife con Calixto Rivera, en el que a la postre fue su oficio principal durante 40 años. También trabajó en la antigua venta de La Cueva en Maracena.
El terremoto del 56 fue uno de esos acontecimientos que Pepe García recordaba con mucha nitidez. “En aquella época ya estaba trabajando fijo con Calixto y acababa de ordenar unas cosas en la cámara frigorífica y salí al patio donde estaban haciendo una obra cuando dio el zangarreón”. “El tejado se quedó como si lo hubieran barrido”. En aquellos días su primer hijo apenas tenía 3 ó 4 meses y su primera reacción tras el sismo fue salir corriendo en busca de su mujer y su hijo.
A pesar de la época tan difícil en aquellos años 30 y 40 también hubo tiempo de divertirse. Recordaba que en las fiestas del pueblo “se hacía un ‘chalé’ que lo cerraban de cañas y también en un campillo donde ahora están Los Jardines y había que pagar por entrar”.
El trabajo y la familia fueron las principales ocupaciones de Pepe hasta que se jubiló a mediados de los ochenta. A partir de entonces comenzó una nueva etapa en la que destacó por su implicación en el Club de Jubilados de Albolote de cuya directiva entró a formar parte en 1987 como vicepresidente y un año después como presidente. Ha ocupado la presidencia del club durante más de 25 años y fue nombrado presidente honorífico en un homenaje que le hicieron sus compañeros.
Gracias a su tesón reivindicativo y el de su junta directiva se logró llevar a cabo el proyecto de construcción de lo que hoy son las viviendas tuteladas de mayores en un solar que en un primer momento el Ayuntamiento les cedió para la construcción de una residencia de mayores.
Pepe lanzaba un claro mensaje a las generaciones más jóvenes: “Comportarse bien, con educación, trabajar como hay que trabajar y a las mujeres, a los hijos y a los padres respetarlos y mirarlos como se merecen”.
El Ayuntamiento le brindó un homenaje el pasado mes de septiembre con motivo de su cumpleaños.
Texto: Pepe Vaquero – alboloteinformacion.com