Historia de Albolote

La historia del municipio se engloba dentro de los avatares atravesados por la Vega de Granada en sentido genérico. En época romana debió estar inscrito dentro de la red de villae para la explotación agrícola existente en el área. En época musulmana se encontraba ocupado por una población campesina dedicada al cultivo de moreras para la producción de seda.

Desde el siglo XIV sufre las continuas incursiones cristianas buscando dar fin a la ocupación árabe. En 1.490 se comienza la destrucción sistemática de los cultivos. La repoblación posterior de las tierras se efectuará mediante la venta directa a campesinos castellanos por merced real como pago de servicios prestados a la Corona. En el siglo XIX forma parte, junto con Cúllar Vega, del despegue económico que sufre la Vega al sembrar Juan López Rubio y Juan Creus 1.800 marjales de remolacha y repartir simiente a quien quisiera cultivarla, para de este modo revitalizar la industria azucarera.

Son muy antiguos los asentamientos humanos existentes en este municipio granadino, tal como ponen de manifiesto los diferentes hallazgos realizados en Albolote. Se tiene constancia de la existencia de pobladores humanos en el Paleolítico Superior. En los alrededores del río Cubillas se han encontrado varias villas romanas del siglo III después de Cristo. Sin embargo, Albolote nace como población durante el periodo califal, perteneciendo la alquería de El Tinar a la cora o provincia de Elvira. De hecho, el topónimo Albolote deriva del vocablo árabe “albolut”, que significa encina. Se debe destacar en este apartado histórico la estrecha relación existente entre Albolote y los terremotos. Han sido varios los seismos que tanto en Albolote como en el cercano municipio de Atarfe, han sembrado el caos y la confusión entre sus habitantes. El último “gran” seismo que aún se mantiene fresco en la memoria de los más mayores, tuvo lugar el 19 de Abril de 1956, provocando algunas muertes y grandes desperfectos.

Los primeros datos escritos que se conocen de esta población son de un famoso cronista árabe que cita un asentamiento humano en la zona y que la considera como una Alqueria (pequeño poblado) perteneciente a la Cora (disivisión administrativa) de Elvira (Granada). Teniendo esta una mezquita, lo que hace suponer la existencia de una población de cierta entidad para la época.

La vida del Albolote musulmán fué sencillamente la de cualquiera de los pueblos agrícolas de la zona, habitualmente prósperos y tranquilos, pero no exentos de dolorosas sorpresas por parte de los fronteros cristianos, cuando no de cualquiera de las grandes ofensivas reconquistadoras.

En el término municipal de Albolote se produjo un suceso decisivo para la historia de Granada: la batalla de la Higueruela marcó el punto culminante del reinado de Juan II de Castilla y de su privado D. Álvaro de Luna. Este, al frente de las tropas cristianas, descendió a la Vega por la falda de Parapanda acampando en la zona de Maracena. La batalla se produjo el 1 de julio de 1431.

El suceso cuenta con un excepcional testimonio gráfico de una pintura mural en el Sala de las Batallas del monasterio del Escorial.

Posteriormente Albolote pasó como señorío, por disposición de Felipe IV, a Don Antonio Álvarez de Bohorquez, primer marqués de los Trujillos, en el siglo XVII. En el año 1802 el rey Carlos IV concede el título de Duque de Gor, con Grandeza de España de Primera Clase a Don Nicolás Mauricio Alvarez de Bohorquez.

En Albolote nació Abd Allah, gobernador almorávide de Granada, en el siglo XI. Además fue el autor del tratado agrícola «Flor de Jardín y Recreo de las Inteligencias». También el Albolote nació Al-Tignari, en concreto en la alquería o aldea situada entre Albolote y Maracena. Fue servidor del último rey zirí de Granada.

La historia del pantano que se construyó al revés

  • Hace 60 años Franco inauguró el embalse del Cubillas en el transcurso de una visita a la provincia para conocer los estragos de un terremoto que asoló Albolote en 1956
  • Artículo de AMANDA MARTÍNEZ– FOTOS: IDEAL
  • El 19 de mayo de 1955, el alcalde de Granada Manuel Sola viajó a Madrid para entrevistarse con el ministro de Obras Públicas. El motivo principal de la visita era evitar la suspensión del servicio del tranvía de la Sierra, decretada para el día 30 de aquel mes, pero volvió con varios compromisos: por un lado, con el de dar un poco más de vida al ya deficitario, pero pintoresco, ferrocarril y, por otro, con la promesa de la inmediata inauguración del pantano del Cubillas que había comenzado, junto al de los Bermejales, a embalsar agua en enero de aquel año.

Pero el conde Vallellano no fue quien cortó la cinta inaugural. Cedería la tijera al mismísimo Francisco Franco, que aprovechó la visita a las localidades de Albolote y Atarfe, afectadas por el tristemente recordado terremoto, para hacer una de las cosas que más le gustaba hacer: inaugurar pantanos. Fue un 2 de mayo de 1956, poco más de veinte años después de los primeros estudios para la construcción del embalse.

«El pantano se construyó por la necesidad de abastecer de riego la vega alta de Granada», explica Luis Rico, ingeniero jefe de explotación de la CHG, pero todos los esfuerzos para regar los campos de Albolote, Peligros, Maracena o la capital, chocaban con los intereses de los agricultores de la vega baja, beneficiarios históricos de las aguas del río Cubillas.

Un poco de historia

«El canal de Albolote fue la obra magnífica proyectada por los tomanos en su época de dominación. Ellos planearon y construyeron el canal que hacía de la región afectada una de las más fértiles de la provincia.

Muchos de los trabajos romanos han sido hoy aprovechados. Los árabes, por el año 1400, arreglaron los desperfectos del canal y lo utilizaron, pero la escasa protección que tenía la obra en aquel tiempo de constinuas guerras hizo a los árabes abandonar su utilización, puescon frecuencia se cortaban o envenenaban las aguas por los enemigos. Estuvo en absoluto abandono hasta el año 1770 en que Floridablanca, ministro de Carlos III, acometió la empresa de reconstruir el canal. Se hicieron cuatro kilómetros a partir de la presa romana del río Cubillas pero la falta de recursos económicos hizo necesario intenrrumpirlo.

Una de las causas que más perjudicó la obra fue el pleito que existió hasta hace unos años entre los regantes de la vega alta y los del Cubillas bajo, de Caparacena, Pinos Puente y Fuente Vaqueros, que se creían perjudicados en sus intereses. En el año 1835, por este motivo, se ordenó romper la presa romana del Cubillas y dejar libres las aguas. Quince años después, un descendiente de Floridablanca, señor de Albolote, constituyó una sociedad particular para realizar trabajos. Obtuvo la concesión de las aguas que no se utilizaban en Caparacena y Pinos Puente, que era aproximadamente la mitad del caudal del río. El Estado también contribuyó económicamente y se construyeron ocho o nueve kilómetros de canal y una presa nueva. Otra vez se interrumpió por falta de dinero.

El marqués de Deifontes estableció después un salto de aguas, aprovechando la presa construida». (Extracto de un artículo publicado en IDEAL 10 de julio de 1936)

La solución la encontró en 1931 el ingeniero Manuel Echeverría: en el canal de Albolote se construiría un pantano para conservar las aguas perdidas durante el invierno y, de esta forma, asegurar el riego en los cultivos de municipios como Pinos Puente, Fuente Vaqueros o Valderrubio. «Se construyó una presa que garantizaba que los agricultores de la vega baja pudieran regar en verano», continúa Rico. «Es un pantano construido al revés. Lo normal es hacer la presa y, debajo, a partir de la presa, se hace un canal con el que se aprovecha el agua embalsada, pero en el Cubillas, el canal está arriba». Un canal que, en su primitivo trazado hecho por los romanos, medía desde la fuente de Deifontes hasta la explanada del Triunfo sesenta kilómetros y «regaba las ciudades de Elvira y Ilíberis», dice el artículo de IDEAl antes citado. En el nuevo proyecto el canal se acortó hasta una longitud de veinticuatro kilómetros.

Una obra de interés general

Echeverría presupuestó su proyecto en 7.051.733,35 pesetas. Las obras del Canal de Albolote y el Pantano del Cubillas se incluyeron en el Plan de Obras Hidráulicas para Riegos de 1933 y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (fundada en 1929), se hizo cargo de los trabajos ante la desconfianza de los agricultores de una y otra vega, que expresaban sus suspicacias en artículos y cartas al director publicadas en la prensa de la época.

«Para dar una idea aproximada de los beneficios que se obtendrá una vez terminado el canal, basta con decir que la Acequia Gorda del Genil, madre de la Vega de Granada, solo fertiliza con sus aguas dos mil doscientas hectáreas de tierra, y el canal de Albolote regará tres mil, en magníficas tierras de secano», defendía IDEAL

Pero llegó la Guerra Civil y la franja en obras del Cubillas quedó en mitad del frente. Aún hoy se pueden visitar las trincheras, junto a la urbanización Parque del Cubillas y en la Cuesta de las Cabezas. En 1941, una avenida causó graves desperfectos en lo que se había construido y hubo que comenzar de nuevo.

Obras en el año 1935 / Torres Molina/Archivo de IDEAL

La obra del pantano se retomó en 1948 a las órdenes del ingeniero Francisco Abellán, al que sucedería Manuel Prieto Moreno, hermano del conocido arquitecto. El dinero requerido entonces ascendía ya a más de doscientos millones de pesetas.

Los constructores del pantano

«Mi abuelo, Francisco Ballesteros vivió en el Cortijo Lapuente como aparcero de la finca, en una casa que quedó sumergida bajo las aguas del pantano», cuenta a IDEAL Vicente Ballesteros, exalcalde de Albolote. Su padre acabó trabajando en la construcción del embalse a las órdenes del ingeniero Juan Antonio Fernández Pradera, que era, curiosamente, hermano de la cantante María Dolores Pradera. «Mi infancia la recuerdo marcada por la admiración familar a María Dolores Pradera y el odio a Fernando Fernán Gómez, su exmarido, y todo por el vínculo de Juan Antonio Pradera, con el que mi padre tenía cierta amistad. Es más, recuerdo que una vez terminada la construcción de la presa, el ingeniero vino en alguna ocasión a visitar a mis padres a Pinos Puente. «Otra anécdota que contaba mi padre fue la visita del actor Yul Brinner a la obra, que fue un gran acontecimiento para Albolote».

Hoy en día continúa regando los campos para los que se construyó pero su entorno se ha ido abandonado. La que se consideraba playa de Granada está sumida en el abandono: «el cortijo Lapuente está totalmente destruido y es una pena porque es un sitio maravilloso, pero nadie se ha atrevido a rehabilitarlo», continúa Vallesteros «es una pena porque es un espacio fantástico para el disfrute. Creo que se podría recuperar parte la actividad turística de antaño y eso le daría vida y protección. Lo que queda son ruinas, escombreras y abandono absoluto, pero sería un lugar fantástico para crear una vía cilcloturista».

Otras curiosidades

El año 47 se anunció el proyecto para la instalación de un teleférico para el transporte de áridos al pantano del Cubillas. Un proyecto que salía a concurso en junio del año siguiente con un presupuesto de 1.013.857 de pesetas. El 9 de junio de se publican varios anuncios relacionados concursos para la adjudicación de las obras del pantano por parte de la CHG: el proyecto de variante de la carretera de Bailén a Málaga, desviada por la construcción del pantano (434.428 ptas) y la construcción de las líneas de energía eléctrica y telefonía entre Albolote y el pantano (483.748)